A medida que el proceso de envejecimiento se acentúa, los tejidos blandos inician una pérdida de grasa, causando que el rostro se observe cadavérico y gastado, con ausencia de brillo y frescura. Mediante técnicas especiales de preparación de la grasa autóloga, se puede injertar en diferentes partes de la cara para devolverle su volumen perdido. Se le toma al paciente una grasa de la zona que tenga una cantidad adecuada y se inicia su preparación. Se aplica un volumen específico de acuerdo a la necesidad y el sitio de la inyección. De ser colocada de forma adecuada, esta grasa puede integrarse en el tejido y mantenerse por un periodo prolongado.
Al segundo día se puede esperar cierto edema ya que la grasa es un poco irritante, sin embargo con antiinflamatorios ésta cede a los pocos días.